En un vacío, Hallow observaba cómo la vida de un humano podía desmoronarse. La vida del chico era difícil pero seguía siendo feliz mientras continuaba pensando en una vida positiva junto a su hermana, quien actuaba como su soporte mental.
Ahora, la chica, su hermana había muerto y Hallow podía ver la desesperación en los ojos del chico. Al ver esto, Hallow recordó nuevamente la verdadera razón por la que había estado observando la vida del chico.
En un principio, su propósito al venir era pasar al abismo, encontrando la paz para su alma para poder retirarse de su posición como segador siniestro.
—No está equivocado, ese chico eras tú —llegó la voz desde detrás de Hallow que sorprendió al pequeño polluelo.
Hallow había adivinado algo en su mente pero no podía evitar sorprenderse al escuchar esto. Se giró para ver que la persona a su lado no era otra que la misma criatura que lo había guiado a la habitación actual en la que se encontraba.