Desgarrando Tú-Yo

La demonio fijó su mirada en ella. Parecía tener algo que había querido decir, pero finalmente se contuvo. —¿Realmente tienes que elegirlo a él como tu compañero de vida? Hay personas afuera que tienen menos pecados que él, alguien que no está tan maldito como él. Tú sabes el peligro que él representa para ti, ¿verdad?

Esther frunció el ceño al principio ya que la demonio parecía dudar de su elección, pero al mirarle a los ojos, Esther se dio cuenta de que era una pregunta sincera que la demonio había hecho, como si quisiera ayudarla a no tener ningún arrepentimiento en el futuro.

—¿Me estás advirtiendo? —preguntó Esther.

La demonio asintió con la cabeza lentamente. —A veces, hay humanos que son lo suficientemente amables, que desean ayudar a la gente aunque les cueste. Pero esas personas a veces no entienden el peso de ese costo y terminan perdiendo todo. Culpan a sus propias acciones y esos arrepentimientos para mí son muy feos de ver.