En el Cielo, Gabriel pasaba su tiempo acompañando a Lucy, quien no podía desprender sus manos del espejo que su amiga había traído. Su alegría la había llevado a llorar de felicidad y se mantenía sonriente cada vez que los dos pequeños bebés se movían.
—Declan y Aleksander son nombres hermosos —Lucy miraba todo alrededor de sus nietos y todo le parecía bonito.
—Sin duda fluyen fácilmente de nuestra lengua. Elisa hizo una buena elección con su sentido de los nombres —estuvo de acuerdo Gabriel, quien estaba de pie junto a Lucy. Luego observó a la mujer que siempre le había parecido digna de lástima.
Lucy se había casado con la persona equivocada. Tenía un terrible sentido para leer la verdadera naturaleza de una persona cuando era joven. Aún era demasiado verde para conocer la verdadera maldad detrás de las personas que la rodeaban.