El silencio reinó en la habitación durante unos segundos.
El aura dorada de Serafín se atenuó aún más mientras absorbía la pregunta de Rey, haciendo su mejor esfuerzo por ignorar su tono extremadamente directo. Ella estaba en los aposentos de Rey, su mirada penetrante se cruzaba con la de él mientras comenzaba su explicación.
—La situación en la Tierra se ha salido de balance... —Suspiró, su tono de voz calmado pero firme—. Fui enviada por los superiores para corregirlo. Tu presencia aquí, junto con la del Emperador Dragón, está causando alteraciones que el orden natural de la Tierra no puede sostener.
Rey cruzó sus brazos y se apoyó contra la pared, con el ceño fruncido.
—¿Alteraciones? ¿Podrías elaborar un poco más? —preguntó.