Intriga.
Eso era lo que abrumaba el espacio subterráneo.
Era como un mundo propio, la luz del sol iluminaba toda el área, bosques, vida silvestre, un ecosistema.
Había un pequeño edificio a un lado, y en medio del espacio se alzaba una colina alta con un hermoso jardín bien cuidado.
Era una escena impresionante, una que mostraba la simplicidad del hombre.
Y al escuchar las palabras de Jezeneth, el espacio respondió a sus sentimientos. Una intriga tan intensa que incluso la ira de Jezeneth estaba siendo abrumada.
—Eso no es propio de él —pudo notar instantáneamente la extrañeza de la situación. Aparte de lo que Jezeneth le había contado sobre Atticus ese día, él había solicitado más información, básicamente todo sobre él.
Al recibirla, diseccionó cada detalle, formando una evaluación precisa en su cabeza. Para él, debería ser capaz de anticipar cada uno de los movimientos del chico.
Su sonrisa se ensanchó.
—Encontró una forma de ignorar el contrato...