—Atticus Ravenstein —dijo el Coronel Zenon lentamente. Sus ojos estaban muy abiertos mientras miraba a Atticus en la pantalla, como si no pudiera creer lo que estaba viendo.
—¿Eso es un humano? —Sonaba curioso, inseguro de todo.
El Atticus actual era la personificación de la perfección en todos los aspectos. Aunque los humanos puedan ser así, Atticus lo había llevado varios pasos más allá.
Zenon podía sentirlo.
Su calma actitud.
Su aura de dominación.
Como si estuviera por encima de todo.
Como si todos estuvieran bajo sus pies.
¿Y la parte más aterradora? Ni siquiera lo estaba intentando.
Esto no era alguna exudación forzosa de poder.
Esto simplemente era él.
Zenon no lo entendía.
Incluso sus Paragones no eran así. ¿Qué era diferente?
Una lenta sonrisa apareció en sus labios.
Tenía curiosidad. Le encantaban las cosas que desafiaban su mente. Amaba las curiosidades.
—Coronel —Zenon se volvió hacia el Sargento de Estado Mayor, Voren.