A diferencia del simulador de armas anterior, este oponente estaba desarmado. Pero Ático podía sentirlo.
Letalidad. Precisión. Movimientos calculados.
Su postura no se parecía a nada que hubiera visto antes. Era como si solamente esa postura cubriera todos sus puntos débiles.
—Este es un especialista en combate cuerpo a cuerpo, programado con el conocimiento de cada artista marcial, guerrero y maestro registrados en la historia de Eldoralth —explicó Viktor antes de poner distancia entre ellos una vez más.
Asumió una postura neutral, cuerpo relajado, pero perfectamente equilibrado.
Ático se paró frente a él, manos reposando a sus lados, su postura completamente sin pretensiones.
En cuanto Viktor se alejó lo suficiente
—Comiencen.
El aire se tensó, y la máquina se movió.
Una ráfaga de movimiento, su pierna derecha cortó el aire en una patada circular rápida como un rayo dirigida al templo de Ático.
Ático no se movió.