No era la primera vez que Alba había considerado usar el poder de su arma especial. El gran poder que duplicaría su fuerza general si lo usaba. Lo había pensado cuando se encontró con el Eliminador del casco de hierro.
La verdad, sin embargo, era que había dudado en usarlo, y sabía la razón. Tenía miedo, miedo de lo que implicaría el efecto de la Maldición en ella. Los efectos, lo desconocido, y no tener algo consistente.
La aterraba profundamente, más de lo que pensaba. Cada vez que pensaba en usarlo, sentía todas las células de su cuerpo temblar, luchar y rogarle que no utilizara el efecto del arma.
Así que esta vez, cuando se lanzó hacia adelante con el plan de usar el efecto de la espada nuevamente, necesitaba pensar qué era diferente. Su cuerpo seguía temblando, su mente, su corazón, cada onza de ella no quería pasar por lo que estaba a punto de hacer.