Contraproducente

Mientras Rain dirigía sus manos hacia la vasta red de raíces, invocaba inmensos torrentes de fuego abrasador, dirigiéndolos a las raíces para incinerar y aniquilar la fuente de este caos. Sin embargo, para su asombro, no aparecieron signos de daño, quemaduras, o ni siquiera un atisbo de humo proveniente de las resilientes raíces. En un giro desconcertante de los acontecimientos, las raíces permanecieron, ignorando el furioso ataque ígneo.

En lugar de mostrar signos de daño, los pulsantes capullos en la base de las raíces comenzaron a brillar con una intensidad aún mayor. Parecían absorber y devorar las llamas infundidas con mana que Rain desataba, atrayendo la energía mágica como si fuera su sustento. Los misteriosos capullos absorbían ávidamente el inmenso poder mágico, brillando más con cada oleada de mana que Rain canalizaba en ellos. Esta peculiar reacción indicaba que los capullos no eran meramente objetos pasivos, sino más bien receptores activos de inmensa energía mágica.