Esporas

Al darse cuenta de la amenaza que representaban las esporas vivas dentro de la niebla, Rain rápidamente formuló una estrategia. Rain aprovechó su control sobre los elementos y manipuló el aire que rodeaba al grupo. Al aumentar la temperatura y crear una atmósfera cálida, las esporas que se alimentaban de sus heridas comenzaron a marchitarse y morir. El aire abrasador demostró ser efectivo para neutralizar la amenaza microscópica. La decisión de evitar congelar las heridas, dada la presencia de las esporas vivas, resultó ser una sabia elección. Congelarlas junto con las esporas podría haber atrapado la amenaza dentro, complicando aún más las cosas. En cambio, el grupo optó por un enfoque más directo, exterminando las esporas vivas antes de atender sus heridas y permitir que la magia de sanación siguiera su curso. El aire chisporroteaba con calor residual mientras los últimos de los insidiosos microorganismos sucumbían ante la temperatura abrasadora.