—Aunque no soy una mujer, todavía no me gustan los tentáculos acercándose a mí —dijo Rain—. Me hace sentir más en peligro que las espadas.
—Esa es la clase de información que todos necesitan saber sobre ti —dijo Elisabetha.
La oscura y gigante mujer-araña continuó su incesante asalto, intentando unas cuantas veces más robar las habilidades de Rain con sus telas oscuras. Sin embargo, pronto se dio cuenta de la futilidad de sus esfuerzos cuando Rain evitó hábilmente los intentos. Frustrada, la criatura decidió cambiar de táctica.