Jia se convierte en una salvadora

—Esta es la tercera vez este mes que has arruinado el pedido de café. ¡Se supone que eres una profesional! ¿Sabes lo importante que es esto?

—Jia parpadeó hacia ella, aún medio en shock. —Casi me atropella una motocicleta —protestó débilmente, gesturando hacia la puerta.

—La expresión de la Señora Liu era completamente impasible. Cruzó de brazos, fulminándola con la mirada. —Pero no te atropellaron, ¿verdad? Entonces, ¿cuál es el problema? Ahora vuelve allí fuera y trae esos cafés.

—Jia la miró fijamente, encontrándola insoportable. Acababa de tener la mañana más insana y peligrosa de su vida, y ella actuaba como si hubiera perdido una grapadora.

Su presión arterial se disparó.

—No. Eso es todo. He tenido suficiente.

—Tomando una respiración profunda, se cuadró y se acercó, enfrentando directamente la mirada condescendiente de la Señora Liu. —¿Sabe qué, Señora Liu? Renuncio. Estoy harta de estas tonterías.