El sol apenas asomaba por el horizonte cuando AMANECER salió del Aeropuerto Internacional de Incheon. Un suave resplandor cubría sus rostros, iluminando la euforia post-concierto grabada en las facciones de cada miembro. Los chicos saludaban con sus sonrisas características, del tipo que podrían iluminar una habitación o, en este caso, un aeropuerto entero.
Cientos, no, miles de fanáticos estaban allí, sosteniendo carteles que decían: «¡AMANECER, la luz de Corea!» y «¡Siempre nuestro sol!».
Los teléfonos estaban arriba, las cámaras hacían clic sin parar y los fanáticos gritaban a pleno pulmón.
Era un caos organizado, con la seguridad del aeropuerto guiando a AMANECER a través de la multitud mientras lanzaban besos y hacían signos de corazón.
Después del incidente pasado cuando fueron por primera vez a China, Phoenix sabía que no debía escatimar en seguridad para AMANECER.
Llegaron a la puerta de embarque y hablaron sobre el concierto que tuvieron hace solo unas noches.