—Diles que me reuniré con ellos aquí en una semana, ¿hay suficiente espacio? ¿O necesitas más? —respondió Archer a Jim el Gusano del Desierto después de guardar toda la Seda Roja cara en su Caja de Artículos.
—Se está poniendo apretado ahora. Somos miles y más huevos de los que podemos contar —asintió en acuerdo Jim antes de que el gusano respondiera.
Al oír esto, Archer sonrió, cerró los ojos e imaginó el desierto a su alrededor. Con un aumento de poder, triplicó su tamaño y expandió todo el Dominio. Extrayendo de su extenso pozo de mana, transformó el paisaje haciéndolo dos veces más grande que Pluoria.
Una vez que Archer se quedó sin mana, cayó de rodillas, provocando que Valariana corriera hacia él.
—¿Estás bien, Maestro? ¿Qué pasa? —preguntó preocupada ella.
—Usé un poco demasiado de mana —admitió Archer cansadamente—. Pero sí ayuda a aumentar mi reserva.
Valariana sonrió mientras lo ayudaba a ponerse de pie.
—Solo relájate y recupérate, Maestro —dijo ella.