Archer sonrió y asintió ante la petición de Isabella, la alegría en sus ojos era contagiosa. La mujer mayor resplandecía mientras Isabella lo jalaba juguetona hacia la pista de baile. Una vez allí, se balancearon suavemente al ritmo de la música, rodeados por la vibrante energía de la multitud.
Isabella envolvió sus brazos alrededor de él, inclinándose cerca. Encontraron su ritmo en la pista de baile mientras la música pulsaba. Ella se giró alejándose de él, su hermosa risa resonando mientras giraba de vuelta, su cabello volando por todas partes.
Archer sonrió, incapaz de resistir la energía que ella desprendía.
—¿Es todo lo que tienes, Tía Bel? —bromeó, dando un paso juguetón hacia atrás.
Cuando la mujer mayor escuchó esto, arqueó una ceja, un brillo travieso en sus ojos azules.
—¡Oh, solo espera! Te mostraré algo, cariño.