Un baño de veinte minutos los llevó a su siguiente destino, donde una vez más, había alguien esperando para darles la bienvenida. Esta vez era un hombre claramente no muerto, con brasas azules brillantes donde deberían estar sus ojos en un rostro hundido.
—Saludos, soy el Patriarca Wolfe Noxus. ¿Es seguro acercarse con el hechizo de purificación activo? —preguntó Wolfe.
—Por favor, hazlo. Los zombis te lo agradecerán —respondió el Señor Liche.
Esa respuesta aterrorizó a los escoltas de Wolfe, quienes comenzaron a mirar alrededor con expresiones nerviosas, sin querer convertirse en no muertos porque los mordiera un zombi. El hechizo de purificación de Wolfe los había mantenido seguros de los horrores del continente perdido hasta ahora, pero nunca se podía ser demasiado precavido.
Wolfe podía sentirlos en la parte trasera de la finca, en lo que él asumía sería un edificio de sirvientes.