—Mamá... Me duele el pene —Anon habló con una sonrisa mientras inmediatamente sacaba su enorme pene y se lo mostraba a Lauren.
—Guau... —dijo Lauren, quedando impactada y asombrada al mismo tiempo.
—Mamá... ¿Está todo bien con mi pene? —Anon preguntó con una sonrisa mientras observaba las expresiones faciales de Lauren.
Sus labios temblaban de ganas de lamer ese pene y su coño también latía como loco.
—H-Cariño... E-Esto no es apropiado... D-Deberías regresar a tu habitación y masturbarte —Lauren respondió mientras inmediatamente desviaba la mirada hacia la pared y decidía ignorar su pene.
«Vaya, vaya... Es más inocente de lo que pensaba. Bueno, parece que es hora de empezar el juego», pensó Anon mientras se acercaba a Lauren.
—¿Q-Qué haces, Cariño? ¿Por qué caminas hacia mí? Yo-Te dije que— Antes de que Lauren pudiera terminar su frase, Anon quitó la máscara de la naturaleza de su cara y cambió su voz a la original.