Anon ahora está de pie frente a Orela, mirando su forma indefensa con una sonrisa en su rostro.
Ella ni siquiera puede hablar ahora porque cada vez que mueve su lengua, una sensación de hormigueo recorre todo su cuerpo que la hace querer volverse loca mientras se viene, pero al mismo tiempo... Anon no le permite venirse.
—P-Pwo favow... No wo agas —habló ella manteniendo su lengua afuera.
—No entiendo una mierda de lo que dices pero mis manos ya están limpias y quiero que limpies mi pecho ahora... Así que ponte a ello, perra —Anon ordenó mientras se tumbaba en el suelo con su pene erguido como un palo.
En cuanto Orela vio el pene de Anon, el primer pensamiento que se le vino a la mente fue...
'Quiero esa cosa dentro de mi coño... Quiero que este pene me folle hasta que me venga como una perra loca y pierda el conocimiento por el co- No.
¿Qué estás pensando? Eres la Reina del Reino Vermín. ¿Por qué siquiera pensarías eso?