—Toc-Toc
—Abran la puerta... Chicos —Anon habló desde afuera y todos dentro de la habitación comenzaron a sudar al ver la expresión asustada de Flinch.
Él estaba pegado a la pared con una simple espada en sus manos... No una espada mágica sino una simple espada hecha de madera.
—¿D-Debería abrir la puerta? —preguntó uno de los ministros mientras se levantaba de su asiento.
—Nadie abre esa puerta. No estamos listos para luchar contra él. Podrás pensar que puedes protegerte contra él... Pero no puedes, su fuerza física es de otro mundo porque él es de otro mundo —Tan pronto como Flinch dijo esto, todos se quedaron en silencio.
—¿Acaba de decir que
—Toc-Toc
—P-Papá... Por favor ayúdame —De repente, la voz de una chica vino desde fuera.
Tan pronto como el rey escuchó esta voz, el sudor comenzó a acumularse en su frente y sus ojos se abrieron de miedo.
—E-Esa es mi hija... —Habló el Rey mientras se giraba y miraba a Flinch.