Serás aún no había escuchado el relato de la batalla de Abadón contra los cazadores del abismo.
Pero no porque nadie se lo hubiera contado...
Hajun había intentado contárselo a su hija cuando el grupo llegó a casa por primera vez, pero en ese momento Abadón estaba sentado al otro lado de la sala comiendo un durazno.
...Ella no podría haber prestado atención aunque quisiera.
¡Su esposo tenía los labios más perfectos que existían y debido a experiencias pasadas ella sabía bien que él sabía cómo usarlos!
¿Cómo podía esperarse que se concentrara en una historia cuando su esposo estaba a veinte pies de distancia, dándole a una fruta un trato que, por derecho, debería haber sido para ella?!
¡Era tremendamente injusto!
—La Sagrada Orden de la Misericordia Resplandeciente... Mi familia se preguntaba cuándo aparecerían de nuevo. No estamos propiamente familiarizados, ¿verdad?