Un Cambio de Naturaleza IV

A veces, Abadón se sentía más una máquina que un hombre.

Ocasionalmente hacía cosas sin realmente pensar en profundidad. Como si estuviera en piloto automático.

No era una característica muy admirable suya. Y él sería el primero en decirle a cualquiera que preguntara que estaba buscando cambiar eso.

Todavía recordaba el día en que descubrió su propensión por las acciones irreflexivas. Fue unos siglos después de que regresara de la Tierra.

El día que casi incendia el cielo.

—¡Yesh!

Las puertas de la sala del trono del dios creador se abrieron de golpe, y Abadón entró corriendo.

Yesh y Asherah estaban dentro charlando previamente, pero su conversación terminó abruptamente al oír su voz.

—¿Abadón..?

—Necesito que abras la puerta a la Tierra ahora. Tengo que regresar.

A diferencia de Asherah, que estaba un poco ajena a lo que había lanzado a Abadón a tal arrebato, Yesh entendió de inmediato.

—Relájate por un momento, Abadón. Hablemos de esto un segundo y