Un Cambio de Naturaleza V

Parte de estar casado es pasar una inmensa cantidad de tiempo juntos sin realmente hacer o decir nada. El simple acto de la proximidad cercana o el contacto de piel con piel es eufórico para el alma de una manera que es difícil prescindir de ella o expresar con palabras. Abadón y Lisa se sentaron uno al lado del otro, cada uno con el agua hasta el cuello y sus cuerpos en todo su esplendor. Lo único que hicieron durante más de una hora fue tomarse de las manos. Aparte de su saludo inicial, no pasó más palabras entre los dos.

Lisa pasó sus dedos sobre los nudillos de Abadón. Ella había afirmado que no iba a ayudarlo a alcanzar ninguna realización, pero ya estaba haciendo maravillas.

«...Tus manos se sienten bien», tartamudeó él.

Lisa finalmente le sonrió nuevamente y apenas resistió la tentación de abrazarlo.

—¿Después de todo este tiempo, apenas lo estás notando?

—N-No, sólo que... supongo que ahora soy más agradecido por ello, eso es todo. —Miró hacia otro lado.