—León vio aparecer un portal frente a él en el momento en que pulsó con Éter, y al siguiente momento, lo estaba tragando entero.
—No tuvo un segundo para reaccionar, y ya estaba en otra habitación, con un anciano frente a él, que sostenía un bastón en sus manos.
—El bastón brillaba azul, y una cuerda hecha de agua se lanzó hacia León.
—Fue demasiado rápido para que él reaccionara, pero lo suficientemente inofensivo como para que no sintiera la necesidad de hacerlo.
—Pero en el momento en que lo tocó, terminó envuelto apretadamente en una fuerte capa de hielo. No podía mover un músculo y respirar era difícil.
—León miró fijamente al anciano, preguntándose de qué se trataba todo esto.
—Antes de que empieces a maldecirme, joven león, debes saber que estoy haciendo esto por tu bien. Hiciste algo estúpido y te estoy ocultando de ojos entrometidos.—dijo el anciano.