Alex estaba a punto de subir al avión, al menos para dejar el equipaje, cuando oyó el sonido de unos neumáticos acercándose a la puerta del hangar.
Girando la cabeza, vio un sedán negro con las ventanas completamente tintadas, y sonrió con malicia.
—Esto sí que va a ser divertido —murmuró.
—¿Hmm? —Kary tarareó, preguntándose qué estaba tramando.
—¡Oye! ¡Mayor dolor en mi trasero! ¡Baja aquí! ¡Tengo a alguien que debes conocer! —gritó al avión a través de las escaleras abiertas.
Desde dentro, oyó la voz enfadada del mayor respondiéndole a gritos.
—¡Se dice Mayor Schrute, rico estúpido! ¡Y estoy ocupado! ¿Quieres salir de este aeropuerto en algún momento o no? —Alex soltó una carcajada.
Mientras tanto, el sedán ya había parado frente a la puerta del hangar, y Alfred estaba abriendo la puerta para que Violeta bajara del coche.
La chica saltó del coche y corrió hacia Kary cuando la vio.