Pero una persona todavía no estaba segura del propósito de esto.
Aapo levantó la mano, atrayendo la atención de Alexander, y Alex asintió hacia él.
—¿Cuál es el sentido de que haga esto, señor? No soy un mago. Controlar el maná no hará nada por mí.
Alex le respondió con una sonrisa burlona.
—¿Eso es lo que piensas? —preguntó, acercándose a Finn.
—Señor, con todo respeto, ¿de qué me serviría el maná en mi caso? Disparo un rifle y lo que golpeo muere. No hay maná de por medio —declaró Aapo, su escepticismo claro en su voz.
—Dime, Aapo. Dentro del juego. ¿Usas balas infundidas con magia? —preguntó Alex, deteniéndose frente a él.
Aapo asintió, confundido sobre qué tenía que ver esto ahora.
—¿Y las fabricas tú mismo? ¿O las compras?
—Las hago fabricar por un tecnomante gnómico. Mi personaje, Simo, no tiene maná en absoluto. Tengo una estadística diferente que lo reemplazó. Se llama enfoque.