Una advertencia, una elección, una oportunidad

Una vez más, ella lo miró con una mirada confusa.

—¿Cuál es la idea aquí, pedor—Ejem... ¿Señor? —preguntó ella.

El párpado de Alex se contrajo, ya que sabía lo que ella estaba a punto de llamarlo.

—Solo levántalo de una puta vez —gruñó él, cada vez más molesto.

Hizo lo que le dijeron, observando cautelosamente su reacción.

La caja estaba vacía, pero aun así, todavía era un pedazo de metal pesado. Y aunque el peso no era mucho problema, el tamaño por sí solo la hacía usar ambos brazos para levantar.

Apoyándola en su sección media, la levantó lo más alto que pudo con el pobre agarre que tenía en la caja, antes de dejarla caer con fuerza.

—Ahí. ¿Contento? —preguntó ella, ligeramente fastidiada por ser físicamente probada.

—Casi. Ahora es mi turno —dijo Alex, sonriendo hacia ella.

—¿Qué? —se preguntó ella.

—¿Qué va a hacer? ¿Darle una palmadita y gruñir mientras la levanta? —se rió para sus adentros.