Pelea con el Pálido

—Mayor Schrute no pudo soportar la sonrisa arrogante en la cara de David e instantáneamente perdió la compostura. Con un rápido giro de caderas, su mano voló hacia la cara de David, cerrada en un puño, y golpeó directamente su mandíbula.

Pero en lugar del usual impacto y el gruñido de dolor o de noqueo instantáneo, la cara de David apenas se giró por el impacto.

Y para Carol, se sintió como si hubiera golpeado una losa de concreto. Sus nudillos empezaron a sangrar al instante, pues la piel sobre ellos se partió por la dureza de la superficie impactada, y tuvo que morder su mejilla para no gruñir de dolor.

Esto solo hizo que la sonrisa de David se ensanchara aún más.

—¿Eso es todo lo que tienes? —preguntó él, con arrogancia.

—¿Qué clase de mandíbula monstruosa tienes, palito? —gruñó ella en respuesta.

David no respondió; en cambio, se acercó a su cara, su sonrisa volviéndose casi diabólica.