Encontrando Su Primer Botín

No tardaron en encontrar a sus primeros enemigos mientras avanzaban.

Tras caminar menos de cinco minutos, el túnel se abrió repentinamente en una alta caverna, con piedras brillantes incrustadas en las paredes y el techo. La luz era débil, pero aún así iluminaba lo suficiente la caverna para que pudieran ver los montones de huesos en medio de la sala.

Había charcos de agua aquí y allá, todos ellos emanando vapor muy suavemente, y los lados de las salas eran de piedra irregular, con claros nidos en su parte superior.

Prácticamente no había sonido dentro de la sala cuando entraron, todos observando sus pasos para no atraer atención. Pero eso cambió rápidamente cuando un hueso cayó de un nido y una arpía miró por el borde, solo para divisar a los intrusos.

Con un chillido repentino y penetrante, alertó a los otros monstruos de su presencia, y el combate estalló en un instante.