Su corazón se saltó un latido mientras su sangre se helaba.
La última vez que perdió el control, aunque no fue culpa de Blanco, se volvió casi salvaje y podría haber sido un peligro para los que estaban a su alrededor. Escuchar a Shegror, un ser con mucho más poder que Blanca Muerte podía reunir, pedirle que renunciara al control, desencadenó un miedo dentro de él.
Instantáneamente, Alex se desfusionó con el dragón, temiendo que pudiera intentar imponerse si él decía que no, y volvió a su forma humana.
El pánico de Shegror se propagó a través de su conexión como un maremoto, una onda de miedo que envolvió a Alex, y una mirada de pánico se asomó en su rostro, una vista que no escapó a su oponente.
En un instante, las alas llameantes del kobold se materializaron detrás de su espalda, y se lanzó hacia adelante con un estruendo, apareciendo justo frente a Alex, blandiendo la espada con una sed de sangre que superaba todo lo que había mostrado hasta ahora.