Desde la última línea de los cientos de kobolds, pequeños pernos de ballesta, así como flechas rudamente fabricadas, volaban por encima del ejército, dirigiéndose hacia el pequeño grupo. La baja estatura de los kobolds les permitía disparar por encima de sus aliados y aún tener un blanco claro en los humanos, algo que estaban utilizando a su favor.
Desafortunadamente para ellos, las plataformas elevadas a los lados, que Rì-Chū había creado mediante sus poderes druídicos, permitían que Killian, Jin-Sil y Aapo respondieran al fuego con abandono.
Las flechas volaban de ida y vuelta, junto con el fuerte y resonante estruendo de los disparos en el pequeño espacio cerrado, y los kobolds empezaban a caer a izquierda y derecha.
En cuanto a los proyectiles dirigidos a los humanos, Violette y Jonathan habían sido encargados de interceptarlos, ya que su magia era la más rápida entre el grupo.