Un Pasajero Inesperado

El grupo salió rápidamente del corredor secreto, la puerta se cerró detrás de ellos, dejándolos solos en el hangar.

No había ningún equipo de mecánicos involucrado esta vez, y a Alex le pareció algo raro, pero se guardó sus pensamientos para sí mismo. Solo cuando subió a la parte trasera del avión, se hizo claro por qué era así.

Sentado en la cabina de pasajeros, un hombre coreano con un traje gris los miraba abordar con una expresión altiva.

—Ya era hora de que llegaran ustedes. ¿Y qué pasa con todo ese equipamiento medieval? —preguntó el hombre con arrogancia.

David lo miró, su rostro se transformó en una sonrisa hipócrita.

—Supongo que tú fuiste la condición que Jack tuvo que aceptar para que usáramos los túneles de los contrabandistas —preguntó, aún sonriendo.

—Vaya. Qué astuto. Para ser americano, no eres tonto. Estoy impresionado —replicó el hombre, tomando un largo sorbo de la copa de champán que tenía delante.