Equipo de Inspección

En la bodega de carga, David ya estaba esperando al lado de las escaleras que llevaban fuera del avión, esperando para clavar la mirada en los hombres o mujeres que entraban para mirar sus botines.

Alexander se le unió, cruzándose de brazos para parecer más grande. Aunque no era tarea fácil, dado que solo medía cinco diez y estaba definido, no musculoso.

—¿Contaste todos los cristales y cosas que trajimos? —le preguntó a David mientras esperaban.

—Cada último cristal y cada arma está contabilizada, salvo por esa espada que le diste al contrabandista en Finlandia. Y he marcado cada pieza con mana para los que no lo estaban ya.

—Si alguien intenta guardar algo, lo sabré de inmediato. Ningún dedo pegajoso saldrá de este avión con nuestra propiedad —David replicó con suficiencia.

—Bien. No hay víctimas ni heridos graves, pero puedes darles un buen susto —dijo Alex con una sonrisa propia.