Desde el exterior de la nave, Alexander sintió crecer una presencia en el vehículo tipo furgoneta, y su rostro se convirtió en un gesto de disgusto.
No cedió en sus ataques, intentando derribar esa maldita cosa, pero ya había demostrado ser mucho más resistente de lo que esperaba. Incluso con Kary sobrecalentando el exterior hasta el punto de que algunos sitios se estaban poniendo rojos, seguía moviéndose bien.
Intentó muchas veces dirigir sus ataques para golpear los reactores en la parte inferior, pero quienquiera que estuviera pilotando esa cosa sabía lo que estaba haciendo y conocía sus intenciones.
—Probablemente asumió que como la flecha de antes los estaba evitando, era inofensiva. Pero él sabe que mis ataques no lo son... ¿Qué más podemos hacer? —Alex reflexionaba.
La presencia en el interior seguía creciendo, y por el aura que ya estaba proyectando, sabía que no era ideal si luchaban contra ella.