En el carro, a kilómetros de distancia ya, Kujaku estaba tratando de encontrar una manera de hacer saber a sus clientes hacia dónde se dirigían sin que sus perseguidores lo supieran.
No podía estrujar su cerebro lo suficiente para encontrar una manera que ellos descubrirían hasta que Violeta se le ocurrió un plan que podría funcionar.
—Como todavía estamos en la autopista, podría marcar la carretera donde giramos por los primeros cientos de metros. Esto les daría a Alexander y a Kary una forma de seguirnos o nuestra dirección general —dijo Violeta.
Kujaku la miró con un ceño fruncido.
—No nos podemos permitir parar y dejar que marques la nueva ruta. Además, ¿cómo la marcarías para que nuestros perseguidores no puedan seguirnos? —preguntó, pensando que era una mala idea.