—¿O ir a otro lugar para quedarse mientras se construye la capital? —movió su mano alrededor William.
—¿Por qué? ¿Quieres llevarme de vuelta a tu ciudad? —ella no le siguió en el cambio de tema—. Escuché que ahora vives en dos ciudades, ¿hacia cuál te dirigirás después?
—La ciudad de las Tierras Ardientes —la respuesta de William fue rápida y decisiva—. No es solo el lugar donde la sede principal de mi gremio está, sino que también está demasiado lejos de aquí. Y eso significaba que si ella tenía alguna idea de venir aquí, entonces abandonaría tal pensamiento.
—Está lejos de aquí —entendió el significado detrás de sus palabras—, le pediré a mi padre que me deje ir.
—¿Dejarte ir? ¿Y la capital? ¿Y el reino? —William se sorprendió al escuchar lo decidida que estaba ella en acompañarlo.