William estaba cerca de descubrir lo que había pasado. El hombre no los había visto, solo sentía como si alguien los estuviera espiando y observando. Lo cierto es que esta escena acababa de suceder al mismo tiempo que ellos espiaban, y eso permitió que el hombre tomara medidas.
Aun así, el hombre no lo hizo, sino que pidió prestada la fuerza del espíritu que lo respaldaba y logró cortar esa conexión entre ellos y él.
—Hemos aprendido un montón de cosas, pero terminamos sin nada... —Lara gritó de repente frustrada, sintiendo una rabia como si no hubiera nadie más aquí. Esta era su casa, su ciudad, donde vivían sus amigos y su familia. No le gustaba que alguien intentara dañarla, no le gustaba que hubiera un gran peligro acechando y acercándose hacia ella, y no hacer nada en su poder para detenerlo.