—La expresión de Asher se contorsionó hacia una de pura incredulidad, su voz tranquila pero pesada mientras preguntaba —¿Un arte prohibido? ¿Qué tipo de arte prohibido exactamente?
—Rebeca chasqueó la lengua, cruzando los brazos sobre su pecho mientras lo miraba fijamente —¿Por qué tienes que saber eso también? —preguntó exasperada, como si el peso de sus preguntas se volviera insoportable.
—Asher le dio una mirada simple, sus ojos inquebrantables y penetrantes. Era una mirada que hablaba más que las palabras, una mirada que exigía respuestas.
—Rebeca gruñó frustrada antes de suspirar y decir —Está bien. Tuve que usar la fuerza sanguínea de 50 bebés recién nacidos con sangre noble fluyendo por sus venas. Su fuerza vital combinada y pura era lo que necesitaba para que esto funcionara.