Más Que Solo Un Título

Justo cuando la silueta de Asher se desvanecía en los cielos, sin que Rebeca lo supiera, otra figura envuelta en un profundo rojo estaba de pie sobre otro acantilado, observando la misma figura que se desvanecía en el cielo.

Ella bajó su capucha mientras un rostro que exudaba gracia y una belleza cautivadora se revelaba. Sus ojos rojo rubí estaban fijos en su figura mientras murmuraba con una expresión indescifrable —¿Será esta vez diferente...?

El páramo se extendía infinitamente ante él, un cementerio de ruinas cenicientas y huesos ennegrecidos. El cielo, una vez lleno de brasas de guerra, ahora permanecía inquietantemente silencioso, los distantes graznidos de los pájaros carroñeros eran los únicos sonidos que acompañaban sus pasos sin rumbo.

Asher caminaba, sus botas arrastrándose a través de la tierra agrietada, el suelo sin vida desmoronándose bajo sus pasos como los restos de un pasado del que nunca podría escapar.

Un pasado que acababa de repetirse.