Un héroe que se volvió hacia la oscuridad

El aliento de Arturo se detuvo. Todo su cuerpo se congeló. Sus ojos se agrandaron en total incredulidad, su corazón latiendo tan fuerte que podía escucharlo en sus oídos.

«...No.»

Salió apenas como un susurro, sus labios temblando.

«No... Eso—»

Sus pensamientos eran un desastre, su mente dando vueltas, gritándole que esto no era posible. Cedric. El Príncipe Dorado. El héroe que fue traicionado y asesinado por Derek. Ese héroe... Su padre… ¿era el Portador del Infierno? ¿Un demonio? ¿El mismo demonio que se suponía debía derribar? ¿El que se disfrazó de su mentor?

—Estás mintiendo —dijo Arturo, su voz desigual, apenas capaz de mantenerse unida—. Eso no puede ser posible... Él—él murió… ¿Cómo podría mi padre muerto estar vivo y ser un demonio?

La mirada de Grace no vaciló.

—Pensamos lo mismo. Pero no murió ese día, Arturo. Ocurrió un milagro. Un milagro que los mortales como nosotros no pueden comprender.