Para Sobrevivir Otro Día

Bajo el pesado cielo carmesí que colgaba opresamente bajo, los alrededores del Reino de Nightshade se habían transformado en improvisados campos de entrenamiento.

Los vientos amargos susurraban a través de los campos, llevando consigo murmullos de determinación que desafiaban su hambre, agotamiento y desesperación.

Aunque sus cuerpos eran delgados, sus mejillas hundidas y los ojos cansados, los sobrevivientes de Bloodburn todavía se movían con propósito, impulsados por una esperanza persistente que se aferraba desesperadamente a la vida de su reina.

Había un entendimiento tácito entre los refugiados: estaban en tiempo prestado. Cada amanecer traía incertidumbre, cada atardecer desesperación, pero cada día también traía una renovada determinación.