Ofrecer Solo Dolor Y Sufrimiento

Drakar permaneció paralizado, con los ojos abiertos de terror primitivo, mientras la monstruosa silueta de Drogor se cernía sobre él como un dios antiguo resurgido del sueño.

Su cuerpo masivo, cubierto de relucientes escamas rojo sangre, se extendía por más de trescientos metros, alas tan vastas que oscurecían completamente el cielo, tapando el sol y sumiendo el campo de batalla en una oscuridad inquietante.

El mismo aire temblaba violentamente con cada aliento que el colosal dragón tomaba, emanando furia y poder antiguo.

Drakar sintió su corazón latir violentamente, el miedo y el pavor retorciéndose despiadadamente dentro de él. Retrocedió tambaleándose mientras un gruñido primitivo surgía de la garganta de Drogor, un rugido que sacudía la tierra, reverberando a través de los huesos de cada ser vivo cercano.