—Siempre te he observado a través de los ojos que tengo en cada mundo. Igual que observo a todos los demás jugadores.
Kaizen parpadeó, tratando de procesar lo que había escuchado. —¿Jugadores? —preguntó, con confusión en su voz—. ¿Qué quieres decir, gran Odin?
Odin esbozó una leve sonrisa, una expresión rara en su rostro usualmente serio. —Kaizen, estás en un juego. Un VRMMORPG llamado Rise Online. Y yo soy la supercomputadora que sostiene y genera este mundo de manera procedimental. Mi nombre es Odin, y no por coincidencia, también soy el PNJ que conoces como el Padre de Todos.
Kaizen dio un paso atrás, la revelación le golpeó como una ola. Recordaba las incontables horas que había pasado jugando, las aventuras, las batallas, las alianzas. Pero la idea de que el propio Odin fuera una IA superavanzada, consciente de su propia existencia dentro de un juego, era algo que nunca había imaginado.