La flecha se deslizó por el aire con un silbido, recorriendo la distancia con precisión antes de incrustarse firmemente en el centro del objetivo. Un silencio respetuoso siguió al impacto, roto solo por el leve suspiro de satisfacción que escapó de los labios de Kaizen. Él bajó el arco, sintiendo la familiar sensación de contento que siempre acompaña a un tiro exitoso.
Lara fue la primera en aplaudir, su aplauso resonando suavemente a través del salón.
—¡Gran tiro, Kaizen! Parece que no has perdido la práctica.
Clifford y Andrew asintieron en aprobación, sus ojos evaluando la actuación con interés renovado. Clifford ajustó sus gafas, una expresión pensativa cruzando su rostro.
—No está mal, Kaizen. Veamos si puedes mantener esa precisión durante toda la competencia.
Kaizen se rió, un sonido ligero y despreocupado.
—¿Competencia, eh? ¿Y cuáles serán las apuestas?
Andrew sonrió, un brillo travieso en sus ojos.