Detrás de Gabriel, había una joven mujer. Su largo cabello le caía hasta la cintura, derramándose sobre sus hombros como una cascada de seda.
—¿Quién er-
Ella abrió sus labios, pero antes de que pudiera terminar su pregunta, se detuvo.
Un dolor agudo se extendió alrededor de su garganta mientras una delgada línea de sangre se esparcía a través de su cuello.
—No me gusta hablar con títeres.
Escuchó una voz y pasos que se alejaban. El hombre ya no estaba frente a ella.
Quería voltearse, pero no podía. Perdía sangre mientras caía de rodillas, sosteniendo su garganta.
Intentó detener la hemorragia, pero no podía hacerlo.
En ese momento, su vida pasó ante sus ojos mientras estaba rodeada de su propia sangre.
Nació en este mundo, pero nunca había visto a sus padres. Era huérfana.
Había muchas personas en este mundo que podían convertirse en magos, después de despertar elementos. Pero ella no era una de ellos.