Karyk miró el pasaje abierto que parecía conducirle hacia algún lugar.
Miró hacia atrás al hombre una última vez, pero el hombre ya había dado la espalda, como si no tuviera nada más que decir.
—¿Puedes responder una última pregunta antes de que me vaya? —Karyk se detuvo por un momento—. ¿Quién soy? Y ¿cómo estoy relacionado con este lugar?
El hombre no respondió. La única respuesta que llegó fue el silencio.
—¿Es que no puedes decirlo, o no quieres decirlo? —Karyk cambió su pregunta, pero aún había el mismo silencio.
El hombre permaneció inmóvil, como si hubiera vuelto a ser nada más que una estatua.
Sintiendo una sensación de resignación, Karyk echó un último vistazo al hombre antes de alejarse. Al marcharse, no podía evitar preguntarse si sus respuestas lo esperaban al final de este pasaje.
Después de que Karyk se fuera, la apertura en la pared se cerró, haciendo imposible regresar a esta habitación.