—Padre, ¿a dónde vamos? —preguntó el Príncipe.
El Príncipe caminaba por el oscuro pasillo. Era la primera vez que su padre lo llevaba a un lugar como este.
Aunque era un espacio cerrado, el Príncipe aún sentía frío, como si pudiera sentir vientos helados provenientes del otro lado.
—Karyk, ¿ya eres un adulto? —El Rey no respondió a su hijo. En cambio, le hizo una pregunta propia.
—Sí, —respondió el Príncipe—. Siempre lo trataban como a un niño, nunca le permitían salir del Palacio. Pero esta vez, quería decirle a su familia que era un adulto. Que podía protegerse.
—En ese caso, ¿estás dispuesto a llevar tu responsabilidad? —preguntó el Rey—. En lugar de desacelerar, solo caminaba más rápido, forzando al Príncipe a seguirle el paso.
—¿Responsabilidad? —El Príncipe no entendía de qué estaba hablando su padre. ¿Qué responsabilidad tenía?