—¿Qué hace esto? —el joven príncipe preguntó inocentemente mientras sostenía el cristal de aspecto único en su mano.
Era un regalo que solo él podía usar, y provenía de un ángel. No había manera de que pudiera ser algo simple.
—Siempre que quieras visitar nuestro lugar, puedes usar este cristal. Por supuesto, debes tener el permiso de tus padres antes de eso. Sin embargo, si te sientes travieso, puedes usarlo incluso sin su permiso —con una sonrisa en sus labios, el ángel lanzó una mirada al rey antes de darse la vuelta y regresar a su asiento.
El príncipe miró el cristal en su mano. ¿Un ítem que no solo podía ayudarlo a dejar el palacio sino también este mundo?
Realmente le encantaba la idea de explorar otros mundos, pero pensando en su madre, bajó la cabeza. Apenas había ido a la ciudad, y ella se preocupó tanto. Si él fuera a dejar este mundo, ¿qué le pasaría a ella?