El mundo se volvió oscuro para Karyk.
Cuando volvió a abrir los ojos, estaba mirando el mundo desde una perspectiva completamente diferente.
Se encontró en los brazos del ladrón que lo había sacado del charco de sangre.
A pesar de estar en el cuerpo de un niño, Karyk todavía podía sentir su conexión con el Abismo. Era como si lo estuvieran arrancando de su verdadero hogar mientras aún permanecía conectado a su hogar.
El ladrón abandonó el reino oculto y apareció dentro del Palacio. A lo largo del camino, observó su entorno, buscando cualquier señal de guardias. Para su sorpresa, encontró el camino completamente vacío.
No había ni un solo guardia presente. Era como si todos hubieran simplemente desaparecido en la nada. Subió las escaleras y aún así no pudo encontrar a nadie.
Incluso cuando salió del Palacio, no había nadie. Todos los Guardias que estaban afuera habían desaparecido.