El agujero en el suelo fue cavado por la Bestia de Éter, quien quería ofrecer al menos algún nivel de contribución hacia el lugar de descanso final del creador.
Observó a Karyk colocar el cuerpo en el suelo. Parte de la tierra del agujero aún se adhería a la mano de Karyk.
Observó el cadáver cuidadosamente, sintiendo la misma emoción de tristeza que antes. Era como si algo dentro de él no estuviera conforme con que la persona hubiera muerto.
—¿Estás llorando? —Karyk se distrajo cuando escuchó a la Bestia de Éter llamándolo.
—¿Por qué iba a estar llorando? —Karyk preguntó casualmente, sin tomar en serio las palabras de la Bestia de Éter.
—Eso... —El Eteriano señaló hacia la cara de Karyk.
—¿Hay algo en mi cara? —Karyk usó su mano libre para tocarse la cara, solo para darse cuenta de que había lágrimas en sus mejillas. Estaba llorando sin siquiera darse cuenta.