—¡Señora Julia, buenos días! —Camino al salón, Julia se encontró con Watson, quien había salido de la cocina.
Al ver a Watson, Julia se detuvo y le devolvió el saludo. Si hubiera sido otro criado, quizás un asentimiento habría sido suficiente, pero este era Watson, a quien consideraba como una figura de abuelo y por el que sentía mucho respeto.
Ningún criado en todo el mundo podría tomar el lugar de Watson en su corazón. En el pasado, cuando dejó todo atrás, fue Watson quien la acompañó aquí y trabajó como mayordomo de Aditya. Aunque sus padres le ordenaron que siguiera a Julia, ella no puede negar todas las cosas que él hizo, yendo más allá de sus deberes como criado.
—¡Watson, buenos días! —Lo saludó con una sonrisa radiante.
—¿A dónde vas? —preguntó a continuación.
—Bueno, dos criadas se enfermaron. Así que tuve que darles unos días libres para que descansen. Iba al Antiguo Castillo para traer dos criadas aquí como sus reemplazos.